Por: Cristian Urzúa Aburto
Comisión
de Investigación Histórica
Ilustre
Municipalidad de Nancagua, 1991.
Formato:
23,5x 15,5, 201 páginas, mecanografiado, tapa blanda.
Con
motivo de la celebración del primer centenario de la Comuna de Nancagua en 1991,
su Municipalidad convocó a un equipo de investigación compuesto por profesores,
estudiantes, colaboradores y funcionarios para la realización de su primera
cronología histórica. Según se desprende de las palabras preliminares, su Alcadesa
Nieves Cosmelli de Edwards explicita el objetivo de esta obra:
“Hemos
querido despertar, en muchos de ustedes inquietudes en la búsqueda de nuestros
profundos valores, búsqueda de nuestras más profundas tradiciones, leyendas, en
la búsqueda ejemplar de muchos hombres que enterraron aquí sus mejores
esfuerzos y obras, en la proyección de aquellos esfuerzos y obras, en la
proyección de aquellos que con la esperanzan trabajaron y soñaron por hacer
prospera estas fértiles tierras Colchagüinas”.
Este
prolífico paisaje, con sus campos, frutos y tradicionales casas tejadas,
encajada en el fértil valle de Colchagua nos llama a “saber más” sobre esta
tierra para “construir una patria integra” donde participen todos sus
habitantes. “Quiero invitarlos a aunar esfuerzos a conocer y valorar nuestro
pasado, buscar ejemplos y experiencias que nos guíen en el mañana”, concluye.
El
valor de esta obra reside en la importante cantidad de documentación inédita
que posee, organizada de manera cronológica y citada de forma literal o
resumida, propia de un positivismo historiográfico cuyo fin es registrar la memoria nancaguina. Esta
colección de documentos se divide en dos partes: el periodo anterior y
posterior a 1891.
En
su primera parte: “El periodo anterior a 1891”, presenta brevemente la
descripción y conformación territorial de Chile y el valle central. Importante
son los datos sobre economía local durante el periodo colonial y la vida cotidiana
parroquial, mientras en la época republicana destacan los comunicados sobre
educación y subdivisión territorial.
De
encomienda a pueblo y finalmente comuna, se presenta la cronología desde 1891 hasta
1991 en su segunda y más extensa parte: “Nancagua y su siglo de realizaciones”.
Aquí se transcriben documentos que deduzco corresponden a las actas de las
sesiones municipales. Esta completa información nos revela una dimensión de la
historia de Nancagua a partir de la administración de su Municipio describiendo
la gestión en seguridad, aseo y ornato; obras públicas, educación y
administración del comercio, entre otros temas. Lo que se evidencia en esta
parte, además, es una apología a la administración municipal y sus
“esplendorosas realizaciones”.
Si
cabe una crítica a este trabajo habría que mencionar la desorientación general que
para el lector presenta la ausencia de títulos de los documentos citados, así
como la inexistencia de un índice general que permita obtener una panorámica de
lo que se entrega.
Este
libro, poco conocido y de escaso tiraje –tan así que ni siquiera la Biblioteca
Nacional posee copia– tiene un gran valor por la cantidad de información
documental que contiene, por lo que se convierte en una obra de lectura
obligada para aquellos que pretendan investigar la historia de Nancagua o del
valle de Colchagua. Sin descartar el mérito que merece este trabajo, aún falta esa gran Historia de Nancagua que indique
la evolución del territorio y la población, los grandes procesos económicos,
políticos, sociales y culturales que le dan la especificidad e identidad a la
comuna. Por experiencia propia, fuera de esta obra existe una gran cantidad de información
histórica sobre la comuna. Como señala la Alcaldesa en sus palabras finales:
“Este es solo el principio, queda mucho por hacer, hay tierras que cultivar,
hay frutos que sacar, minerales que encontrar, hay esperanzas que sembrar, [y añadiríamos
memoria que rescatar] y cada habitante de Nancagua, tiene un lugar en la
Historia de su Comuna, para hacerla cada día más grande y mejor, porque
Nancagua crece al Ritmo del Esfuerzo y el Trabajo de sus Habitantes”.