domingo, 6 de diciembre de 2015

El Patrimonio del Liceo Industrial de San Fernando



Por Cristian Urzúa Aburto

A fines de noviembre visitamos el Liceo Industrial de San Fernando donde pudimos conocer las interesantes máquinas y equipos ocupados para la enseñanza de distintas generaciones de estudiantes.
        El Liceo fue fundado el 22 de marzo de 1941 por el entonces Presidente Pedro Aguirre Cerda, recibiendo el nombre de Escuela de Artesanos. En 1951 adquiere el nombre de Escuela Industrial y en 1958 el de Liceo Industrial. Actualmente recibe a alumnos de toda la Región de O'Higgins, los que son instruidos en construcción, mecánica y electricidad. 
         Recorrimos las instalaciones del Liceo junto a Víctor León Vargas, profesor, investigador de la historia colchagüina y restaurador de la locomotora a vapor 607, el  conocido "tren del vino". Gentilmente León nos habló de la historia del Liceo, de las funciones de las distintas piezas y su valor histórico y patrimonial. El profesor dejaba constancia de la urgencia de poner en valor estas piezas creando un museo que las resguarde, de manera que los sanfernandinos puedan conocer parte de la historia de su ciudad.
            Dejamos una galería con algunas de estas interesantes piezas, sin duda, patrimonio relevante de la ciudad de San Fernando. 


Placa conmemorativa del 25 aniversario del Liceo Industrial


Tractor Bulldog Lanz, Alemania 1935


Torno para madera construído en los talleres del Liceo


Antiguo torno en su base original


Fragua construída en el Liceo por profesores y alumnos


Torno paralelo mecánico de la Fundición Asturias


Profesor Víctor León Vargas


Fotografía de estudiantes y profesores de la Escuela de Artesanos


viernes, 18 de septiembre de 2015

¿Qué celebramos cuando celebramos el 18 de septiembre?



Por Cristian Urzúa Aburto

Proclama y jura de la Independencia de Chile
La interrogación que titula esta nota, que bien puede ser de perogrullo, tiene una importancia radical para la comprensión de estos días de fiestas. Después de cerca de doscientos años de la gesta de la independencia de Chile celebramos como por inercia el "dieciocho", sin comprender muy bien su sentido. Dejemos afuera el ya conocido hecho de que tras la conmemoración de tres fechas: el 12 de febrero (jura de la independencia), 5 de abril (batalla de Maipú) y 18 de septiembre (formación de la primera junta de gobierno), quedó finalmente instituida esta última fecha como celebración oficial para disminuir así la gran cantidad de feriados que se repartían durante el año. Pero, más precisamente, en términos de significado ¿qué celebramos cuando celebramos estas "fiestas patrias"?

Para comprender esto es necesario trasladarse al contexto donde se produjeron los eventos. El tránsito desde la monarquía a la republica fue un escarpado proceso lleno de complejidades que fueron determinando en cada región de hispanoamérica el curso de los acontecimientos. Después de un largo proceso de colonialismo y configuración de las naciones, la toma de consciencia por parte de los "criollos" (los nacidos en tierras americanas) fue un aspecto decisivo en el despegue del proceso emancipador. La privación de acceso a los cargos públicos, el centralismo monárquico, las restricciones al comercio y otros abusos del absolutismo real generó un clima de descontento e indignación entre la comunidad criolla chilena. ¿Pero qué significaban para los criollos todas estas reformas? En una palabra: Libertad... libertad de autodeterminación, de consciencia, de comercio, etc., todas aquellas ideas que hicieron posible que Francia y EE.UU. se emanciparan. Ejemplos que seguirían las naciones latinoamericanas para generar su propio proceso emancipador. Una vez alcanzado este objetivo, cada república dispuso de la libertad de elegir su propia forma de gobernarse.

En un principio fue una gesta de una elite criolla, pero con el tiempo arrastraría a una parte importante del pueblo. Inquilinos, campesinos, artesanos y plebeyos dejaron el arado o el martillo, convirtiéndose en soldados del improvisado ejército nacional. Lucharon en distintos escenarios y asumieron diversos roles, uniéndose bajo un ideal a blancos, mestizos, negros y zambos. Tras las primeras iniciativas de radicalización del movimiento emancipador con las reformas de José Miguel Carrera, el gobierno hispano reaccionó violentamente, ganándose así el repudio de gran parte del pueblo: el anhelo de independencia se hizo entonces perentorio. Episodios representativos fueron el desastre de Rancagua, la represión de los Talaveras durante la Reconquista o la ejecución de los "mártires de Aconcagua" que afectaron transversalmente a amplios sectores de la sociedad. Entonces la palabra libertad hizo eco en ellos. Hubo, por otra parte, resistencia y oposición a los embargos patriotas, cambios de militancia ("vueltas de chaqueta"), oportunismo en el saqueo y el pillaje, deserciones masivas y bandolerismo rural que no se alineaba con ningún grupo.  

Quienes habían participado de la independencia recordarían este hecho con orgullo. Cada familia tenía a algún miembro o conocido que había participado en el proceso independentista y celebraban con alegría el "dieciocho", porque era parte de su experiencia vital. Las viudas tenían pensiones de gracia y los veteranos fueron venerados hasta sus últimos años. A otros no se les reconoció nada, y de ahí nace el dicho de "el pago de Chile". Las correrías de Rodríguez o el cruce del Ejercitó Libertador de Los Andes fueron historias y vivencias que se inmortalizaron en el valle central chileno recordándose hasta el día de hoy y celebrada por los lugareños. Este sentimiento nacional se consolidó con la Guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana (1837-1839) y la Guerra del Pacífico (1879-1884). Asimismo, el Estado aprovechó toda coyuntura promoviendo el sentimiento patrio con la construcción de héroes, monumentos y símbolos que, en conjunto con las experiencias y expresiones patrias propias del bajo pueblo, lo que llamaremos aquí patriotismo popular, fueron moldeando una idea de identidad nacional.

Como hemos visto el proceso no estuvo exento de complejidad y polémica, sabemos que no hubo consenso en la forma de gobierno y tempranamente ideas distintas de país chocarían entre sí. ¿Cuál sería la forma de gobierno? ¿Federalismo o centralismo? ¿Quienes tendrían derecho a voto y asumir los cargos de representación? ¿Qué estrategias de desarrollo económico? ¿Proteccionismo o Librecambismo? Así fue en esta primera época con las ideas de los hermanos Carrera, O'Higgins, Rodríguez o Freire. El resultado no había dejado a todos contentos. A mediados del  siglo XIX, los veteranos de la independencia se preguntaban: ¿dónde estaba la libertad prometida, dónde la felicidad y el progreso para los ciudadanos? (A propósito del "decenio" de Manuel Montt que habían vejado las garantías individuales, persiguiendo y desterrando a liberales y artesanos que querían por entonces derrocar su injusto gobierno). Pasadas algunas décadas el pueblo llano representado por artesanos, obreros, empleados y estudiantes querían expresar también su punto de vista y participar de la construcción nacional, dado que, a esas alturas, la oligarquía había fallado estrepitosamente en la conducción del país. Llegado el Centenario en 1910 la llamada "cuestión social" cubría con su miseria y expresiones de descontento todos los rincones del país.

Argentina dio la independencia a Chile y Chile lo mismo al Perú... El afán autorreferente y localista de Chile, no evidencia el hecho de que el proceso de emancipación fue de carácter multinacional. Los ejércitos de Simón Bolívar y San Martín deben mucho a la consolidación de la independencia en Chile y sin su referencia, no se puede comprender el sentido de esta historia. Sin la conformación de "El Ejército de Los Andes" a cargo de San Martín, Soler, las Heras, O'Higgins, Freire y otros, mitad chileno y mitad argentino, de huasos y gauchos, mestizos y "pardos" difícilmente se hubiese logrado la emancipación. Aún cuando las cruentas guerras entre los países sudamericanos hayan enterrado el sueño bolivariano, se debe tener presente este antecedente al pensar la independencia nacional, a menudo, ausente en la construcción del relato nacional que lo hace ver como una gesta esencialmente local. 

En términos territoriales y etnográficos, la celebración nos habla de una parte de la historia "nacional". Chile hacia 1810 se expandía desde el Río Loa hasta el estrecho de Magallanes; y llegaba al Atlántico por el este, entre Río Negro hasta el extremo sur. No había Antofagasta, ni Tarapacá; tampoco Isla de Pascua y la Araucanía se encontraba aún en dominio mapuche. Dejando fuera al territorio Argentino (que era una realidad cultural diferente), el "dieciocho" estrictamente celebra la cultura e historia del valle central chileno -con el huaso mestizo y campesino como símbolo nacional. Este meta-relato ha ido incluyendo con el tiempo expresiones de otras culturas como los mapuches y rapanuis, integrados estratégicamente a la comunidad nacional para consolidar su territorio. El avasallamiento y "coloniaje" del Estado sobre estos pueblos continua y han generado movimientos que plantean su emancipación.

Cabe señalar un punto de inflexión en la interpretación de la independencia que marca con fuego una división ideológica presente en nuestra época. El Golpe Militar (1973-1990) cambió para siempre la percepción de la institución castrense por una parte de la sociedad chilena. Con los hechos ocurridos en dictadura, para unos el ejército había dejado de ser "de todos los chilenos" convirtiéndose en un recuerdo asociado al dolor y la infamia. Según sus panegiristas, correspondería a una "segunda independencia", al decir de la época, al ingreso del "cáncer marxista" de la URSS y Cuba, ideología atea y destructiva que llevaría al caos al país. Una suerte de continuidad con el primer proceso independentista, aunque con un consenso más restringido. Desde entonces la visión del ejército se torno problemática. La aproximación de ambas fechas, 11 y 18 de septiembre, genera pues una contradicción nacional donde se conmemora y se celebra. Señal de esta contradicción es la Parada Militar el 19 de dicho mes, acto marcial a la vez admirado y cuestionado por distintos sectores de la sociedad.

De vuelta al presente: fondas, volantines, cueca, empanadas... para algunos pareciese que este día es solo celebración donde comer y beber a reventar es la consigna. Sin embargo, estas fechas están llenas de significado histórico que, con el correr de los años, ha acumulado nuevos relatos, generando una constante actualización interpretativa en la construcción republicana. Quizá sería relevante rescatar el ideal de los soldados que creyeron que luchar contra el colonialismo hispano en pos de mundo mejor, a riesgo de dejar la vida en el campo de batalla, era honorable, hermoso, trascendente... de que la lucha por la libertad frente a una autoridad opresiva o un gobierno injusto sería un legado excelso para las generaciones futuras, es decir, para nosotros. La historia no ha terminado... ¿cuánto hemos ganado o perdido en el camino recorrido? ¿cuánto queda aún por hacer de este país un lugar mejor? ¿Qué nuevos procesos y cambios políticos se avecinan? Estas y otras interrogantes el tiempo nos lo dirá. 

sábado, 1 de agosto de 2015

Las Esculturas y Monumentos de la Avenida O'Higgins en Rancagua

Por Cristian Urzúa Aburto

Los monumentos y esculturas representan hitos identitarios de una localidad que definen los rasgos más sobresalientes de su historia. Tienen además un valor artístico que da vida a partes importantes de la ciudad, ornamentando plazas y bandejones para el goce estético de su comunidad. Sea uno u otro su objeto, es necesario su resguardo, pues son expresiones culturales materiales propias de una comunidad que contribuyen a la memoria y hermoseamiento de sus espacios públicos.

La Avenida O'Higgins en Rancagua es una de las arterias más importantes de la ciudad. Ubicada en el lado norte del damero histórico, se aprecia una alameda en cuya longitud corren diariamente miles de automóviles y peatones. Hacia el lado oriental conecta con la carretera panamericana hasta llegar a Machalí y hacia el poniente desemboca en la carretera H-210. En dicho paseo, de bellos jardines y añosos árboles, se han instalado numerosos monumentos y esculturas que representan los aspectos más relevantes de la historia y cultura local. 

Una parte importante de estas esculturas y monumentos se encuentran destruidos o rayados.  Les dejo unos ejemplos.  



Fig. 1: Esta obra se llama "Acoplamiento" de José Vicente Gajardo, donada en 1995 con motivo del aniversario de la ciudad. Como se aprecia se encuentra completamente rayada con grafitis. 


Fig. 2: Placas con poesía de Oscar Castro, suman más de una decena y están en su mayor parte con rayados y desgaste, haciendo imposible su lectura.

Fig 3: Esta bella escultura de Ximena Burón llamada "Los Amantes" se encuentra en regular estado, ya que parte de su estructura se encuentra destrozada.

Fig. 4: Este tótem "Piedra Verde" de 1972 pertenece al afamado escultor rancagüino Samuel Román, premio Nacional de Artes en 1968. A pocos metros Román exhibe otra escultura llamada "Amor conyugal". Ambas presentan rayados.


Fig 5 y 6: Escultura en homenaje a Salvador Allende G. de Gregorio Berchenko se encuentra en buen estado y, como se ve, en la parte posterior tiene una placa con la célebre frase de su último discurso.



Fig. 7 y 8: En el llamado "Paseo de los Presidentes" se ubican 5 bustos de Presidentes o mandatarios del país. Los de Pedro Aguirre Cerda y Germán Riesco se encuentran en buen estado, sin embargo los de Ramón Freire y José Manuel Balmaceda no se encuentran en su base. Hay otro de José Miguel Carrera, cuya elaboración parece más reciente, sobre una base donde parece haber habido otro busto.




Fig. 9: Finalmente, el "Monumento al minero del cobre" de German Ruz, estatua de cobre sobre roca, muy desgastada por rayados a tinta y objetos punzantes.

En conjunto, el grupo de piezas se encuentra en regular estado, principalmente por rayados, desgaste intencional, destrucción y robo de las piezas exhibidas, siendo las más críticas las del paseo de los presidentes. No importa cuanto gasto destinen las autoridades en su restauración, ya que es responsabilidad de la comunidad el cuidado y resguardo de su patrimonio histórico-cultural. Sería quiza interesante ver un plan de educación patrimonial para que los rancaguinos conozcan su ciudad y aprendan a quererla y a valorarla.