jueves, 11 de septiembre de 2014

El Golpe de Estado en la Sexta Región: Estudio Preliminar


Por: Cristian Urzúa Aburto
“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.” Jorge Luis Borges.


Mientras el 11 de septiembre de 1973 los militares asediaban la moneda, en las provincias se establecían operativos buscando desarticular a los opositores y cualquier posible foco de rebelión. La historia “del golpe” y la dictadura en provincias es una historia por hacerse, pareciese pues, que la amnesia se ha apoderado de la gente que por dolor, temor o censura reprime su memoria, provocando un desconocimiento de lo ocurrido a nivel regional. Este breve estudio pretende representar a grandes rasgos lo acontecido durante este periodo en la región de O’Higgins.

Una vez tomado el poder en la región por los militares y fuerzas de orden, se realizaron detenciones en masa entre 1973 y 1974. En efecto, uno de los primeros objetivos era detener a todas las autoridades nombradas por el gobierno de Allende como regidores, alcaldes, gobernadores y simpatizantes, quienes fueron trasladados a Rancagua y San Fernando, mientras que otros fueron enviados a Peumo, Marchigüe, Las Cabras, Pichidegua, Rengo y Santa Cruz. Los detenidos fueron torturados en los cuarteles militares, cárceles públicas o cuarteles de investigaciones que funcionaron como centros de retención transitorios o permanentes hasta 1990.

Carlos Lira, escritor y por entonces alcaide de la cárcel de Rancagua, señala en un artículo de El Rancahuaso, que en esa ciudad los militares y carabineros salieron a las calles en sus vehículos tomando rápidamente el control: botaron las antenas de las radios dejando solo en funcionamiento la Radio Agricultura y recorrieron las ciudades y los campos apresando a personas comprometidas con el gobierno de la Unidad Popular, por lo general militantes del partido comunista y socialista. Según Esteban Valenzuela, en otro artículo del mismo periódico, hubo quemazones de libros en el patio de Carrera Pinto del Instituto O’Higgins donde se incineraron textos de la editorial Quimantú, de la revista Cabro Chico a Hechos Mundiales.  

Muchos de los detenidos fueron conducidos vendados, permaneciendo así durante la investigación. Los Regimientos de Rancagua y San Fernando fueron donde se concentraron la mayor parte de los prisioneros políticos, así como las cárceles de estas mismas ciudades. La mayoría de los arrestos se realizaron en zonas rurales, llevándose a tenencias, retenes y, de ser el caso, a cuarteles de investigaciones de Rancagua, punto desde donde fueron trasladados a la Región Metropolitana entre 1974 y 1990 por la DINA y posteriormente la CNI.

En la Cárcel de San Fernando, se lee en el Informe Valech que: 

“De acuerdo con lo señalado por los declarantes, eran llevados a interrogatorios al Regimiento de Infantería Nº 19 Colchagua, donde eran torturados, y volvían a la cárcel, para quedar incomunicados en pequeñas celdas de castigo, sin luz. Sólo podían salir al baño dos veces al día; tenían una sola comida diaria. Durante la década de 1980, hubo prisioneros políticos que permanecieron amarrados, con los ojos vendados y engrillados, quedando de pie por largos períodos, completamente inmovilizados. No tenían ni alimento ni abrigo. En estas condiciones eran interrogados y torturados por civiles y/o carabineros, con autorización de Gendarmería. Posteriormente, algunos detenidos eran trasladados a recintos de detención de Santiago". 

En los allanamientos sacaban violentamente a los perseguidos destruyendo sus hogares, a veces en presencia de sus familias. En los centros de detención los presos políticos permanecían hacinados en grupos e incomunicados en pequeñas dependencias usadas como calabozos, casi sin alimentación, privados de sueño, sometidos a largos periodos de posturas forzadas en pisos húmedos, mientras permanecían amarrados y con los ojos vendados. Mujeres y hombres estaban incomunicados sufriendo torturas como métodos interrogatorios. Unos fueron detenidos y torturados, algunos asesinados, mientras que otros fueron obligados a exiliarse al extranjero por considerarlos “elementos peligrosos para la estabilidad del país”. 

Salvo pocas excepciones, los textos sobre la región omiten este episodio de la historia, contándonos una “historia feliz”, ausente de conflicto, lo cual, nos guste o no, es una seria omisión a la memoria. Las obras que abordan la memoria post 1970 construyen una crónica “aséptica” de lo acontecido en el periodo, sin poner al descubierto las tensiones ocurridas. No denunciar esta ignominia contra el ser humano contribuye a hacernos cómplice de los horrores que hemos descrito.

4 comentarios:

  1. Buen artículo,
    Existe mayor información sobre el tema, debido a la persistencia de la memoria que han hecho la viuda de Ivan González Lorca, ejecutado político de la comuna de MArchigüe, junto a su familia.
    Existe un libro "Más allá de los molinos" y un documental "Más allá de la memoria", que cuentan su historia y la historia de la comuna asociada al tema.
    Saludos
    Cristian Salinas Herrera

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    1. Gracias por las referencias, me serán útiles para profundizar en este tema. Saludos.

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  2. En el tiempo de la dictadura se vivieron tiempos de terror en la sexta region ,yo tenia 5 anos y recuerdo que en calle lautaro abajo del paso nivel habian personas hombres y mujeres tendidos boca abajo y los milicos caminaban por encima y tambien afuera de mi casa ver por la rendija de mi puerta a delincuentes de cuello y corbata con pistolas automatica con cilenciador llegan en chevrolet c10 y torturan en mis narices a una persona y lo suben a la camioneta y muchas otra cosas que se viero esos terribles anos asta los 90.

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