viernes, 16 de marzo de 2018

La comarca de ensueño y la formación de nuestra identidad

Melissa Bravo Jorquera
Licenciada en Historia
Licenciada en Educación
Prof. De Historia y Ciencias Sociales
UCSC

Conocer la historia de nuestros antepasados es esencial porque nos permite formar una conciencia de pertenencia a un lugar determinado. Cada niño, cada joven, cada adulto, que identifica como suya la historia de su comunidad aprende a respetarla, cuidarla y más aún, a valorarla. Es por ello que generar conexiones es imprescindible, sobre todo hoy, en donde observamos los cambios bruscos a los que cada día la humanidad se ve sometida.

Museo Lircunlauta
La historia es todo, somos todos y todos caminamos por ella y hacia ella. Construimos historia todos los días, y tanto niños, como jóvenes y adultos debemos involucrarnos no sólo como meros espectadores, sino como protagonistas principales de nuestra propia historia.  Cada día observo en niños y jóvenes el escaso o casi nulo apego con la historia de nuestra ciudad. Historia viva, historia que sucedió, pero que claramente sigue sucediendo y avanzando a pasos agigantados.

¿Han pensado alguna vez en la importancia de la historia sanfernandina? ¿Se han preguntado cuáles son los orígenes de nuestra ciudad? O tal vez, ¿Cuál es la importancia de la Casa Lircunlauta?… ¿Por qué los nombres de las calles? ¿Qué historias se esconderán tras los muros de la Iglesia San Francisco? ¿Quiénes dieron inicio a todo?

Para poder conocer nuestro proceso histórico local es necesario ir más allá, dar a conocer la historia, que sea visible, que llegue a todos los rincones de nuestra ciudad, que no sólo sea un documento escrito, sino que sea motivo de encuentro, reflexión y satisfacción cada día. Sólo hace falta unir las piezas, juntarlas y tornarlas a la vista de toda la comunidad, empaparnos de ella y hacerla nuestra. ¿Cómo? Partiendo de la base…

La historia nos muestra que un 17 de mayo de 1742 fue fundada la Villa San Fernando de Tinguiririca por el gobernador José Antonio Manso de Velasco. Este hecho está ligado a la casa Lircunlauta ya que dicha casa patronal, que fuera la antigua Hacienda Lircunlauta existe mucho antes de 1742. En el año 1739, Juan Jiménez de León y su esposa, Ana María Morales de Albornoz donaron 450 cuadras de tierra de su propiedad a la corona española para que allí se fundara la ciudad. De acuerdo con antecedentes históricos, es la única ciudad de Chile que conserva su cuna, es decir, la casa que la vio nacer y crecer hasta nuestros días.  

Historias pequeñas, que a través de actos pequeños podemos probar que la realidad es transformable, pues actuar sobre ella es ir más allá… Que la casa Lircunlauta sea el punto de encuentro de nuestra comunidad, que nos reúna a todos, sin importar edades, sexo ni condiciones. Que sea la trasmisora de la historia sanfernandina para que nuestras nuevas generaciones conozcan de nuestros antepasados, y más aún, conozcan de nosotros mismos. Dicen por ahí que “la escritura es la pintura de la voz”, fomentemos, pues, en nuestros niños, jóvenes y adultos la historia local, que no quede ahí guardada. Formemos personas integrales con capacidad crítica y reflexiva, que sean capaces de conocer sus orígenes, nuestros orígenes. Creemos espacios y más aún, un puente de apego a través de la escuela, asociaciones e instituciones.

Identidad, memoria, reflexiones y pensamiento crítico, son los parámetros que hoy, nosotros debemos generar. La pertenencia no sólo a una determinada familia o club, sino que más allá, a una ciudad, a un país con tradiciones y costumbres propias, es la que debemos ser capaces de lograr, la identificación de cada niño, de cada joven, de cada adulto, “porque la historia de mi ciudad, es también mi historia”.

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