jueves, 15 de agosto de 2013

Carrilanos en las tierras de Colchagua, 1856-1926.



La construcción del ferrocarril en Colchagua se inicia en 1856, llegando la línea desde Rancagua a San Fernando en 1862 y a Curicó en 1868. Posteriormente se construyeron los ramales de Pelequén a Las Cabras entre 1888 y 1893 y el de San Fernando a Pichilemu  entre 1900 y 1926. Todo este progreso regional sólo pudo realizarse por la acción del obrero ferroviario denominado carrilano

 
Este trabajador fue reclutado entre los peones agrícolas, atraídos por la buena paga y su trabajo consistió en nivelar la tierra, instalar rieles y durmientes y construír puentes o túneles, entre otras tareas, las que exigían una gran vigor físico. Los carrilanos instalaron campamentos móviles que se desplazaban a medida que avanzaba el trazado ferroviario. Este peón creó una subcultura caracterizada por la marginalidad y la agresividad, y fue tal la nombradía del carrilano como un sujeto violento que la poesía popular caracterizó su carácter turbulento con tonadas y cuecas.
Las faenas del ferrocarril aunaron una gran cantidad de trabajadores (de doscientos a mil peones) los que se volvían en ocasiones incontrolables por sus administradores y capataces. Ocurrían, a veces, grandes alzamientos que obedecían, por una parte, a una rebeldía propia su carácter, pero en otras, por la indignación producida en los atrasos en el pago de los salarios, situación que los llevaba a paralizar la faena como una medida de presión. En 1865, por ejemplo, en el tramo de San Fernando a Curicó, trabajaban cerca de 200 peones, quienes causaban desordenes de todo tipo asaltando las chacras, arboledas y fundos, dejando despojados a sus impotentes propietarios. Por situaciones como esta es que la autoridad enviaba a la policía o el ejército para resguardar el normal funcionamiento de las faenas, como medida preventiva o para contener disturbios ya desatados.
       
       
Cristian Urzúa Aburto.

Desordenes y juegos de Chapas en la plaza: estudiantes, espacio público y juventud (San Fernando, c. 1870-c.1900)



Pablo Toro Blanco
Revista Historia No 45, vol. II, julio-diciembre 2012.

La juventud como sujeto histórico es un ámbito reciente de investigación, esto es así porque la historiografía tradicional estudiaba el mundo adulto y los jóvenes -se consideraba- no tenían nada que aportar a los grandes movimientos históricos. El artículo que tenemos aquí busca hacerse cargo de esta deuda con los jóvenes. En específico, busca relacionar este sujeto con los ámbitos de la sociabilidad y la educación, contextualizando su estudio en la ciudad de San Fernando durante el último cuarto del siglo diecinueve. El resultado de esta relación es conflictivo, dado que las autoridades que organizan la ciudad reprimen los habituales desordenes de la juventud, cuyas prácticas de divertimento –como “el juego de chapas”–  actúan como un elemento transgresor opuesto a una ideología urbana burguesa. 

Adjuntamos el link:

viernes, 2 de agosto de 2013

Acta de la fundación de Rancagua



Acta de la fundación de Rancagua. Rancagua, 5 de octubre de 1753.

“En el valle de Rancagua, en cinco días del mes de octubre de mil setecientos cuarenta y tres años. El señor don José Manso de Velasco, del orden de Santiago, del Consejo de S.M., mariscal de su Real Audiencia, etc. Con asistencia del señor doctor don Martín Gregorio de Jáuregui y Ollo, fiscal de dicha Real Audiencia y nombrado subalterno para la fundación de la villa en el referido valle, a pedimento de los vecinos de él y en virtud de la real cédula que se está observando en el expresado asunto, dijo: que por cuanto reconocida la mensura del pueblo de los indios de este valle que consta de los autos formados en el particular y de la matrícula antigua de fojas, que en aquel tiempo existía ciento cincuenta y dos indios en quienes repartieron y asignaron, por real provisión de la Real Audiencia, mil doscientas y sesenta cuadras. Y cotejada la matrícula que a el presente se ha hecho por el corregidor y cura de dicha doctrina, se hallan en la decadencia de solo cincuenta y dos, de que se comprende notoriamente haber muchas tierras vacas en el dicho pueblo, las que son pertenecientes a su majestad conforme a la ley treinta, título primero, libro sexto de las de Indias, sin embargo de que para la mayor seguridad y certidumbre del deslinde de tierras con el dicho pueblo de indios, se ha de hacer mensura. Quedando por lo expresado suficiente número de tierras para la población de villa, y con las veinte cuadras que el doctor don Gabriel de Soto ha cedido como dueño de la estancia de Rancagua para el referido efecto, con las condiciones que expresa el instrumento, debía su señoría de mandar se pase al reconocimiento del paraje más oportuno para fundar la dicha villa, y con efecto estando presentes el dicho fiscal, el maestre de campo don Pedro Vicente de Espejo, corregidor de dicho partido, el cura vicario don Francisco de Aguilera, el alguacil mayor de la ciudad de Santiago don Antonio de Espejo, el comisario de dicho partido don Francisco Jofré, el contador y juez agrimensor don Juan Francisco de Arrechea y los demás vecinos que constan de la nómina de fojas, se trató de la concurrencia de utilidades que requieren las leyes de Indias para las poblaciones de villas y ciudades, y se hallaron todas conformes en el sitio donde está la iglesia parroquial, quedando ésta por un frente de las de la plaza; y tomando dicho señor presidente el estandarte de la compañía de esta doctrina lo fijó en señal de posesión, tomándola y comunicándola a los pobladores de dicha villa en nombre del rey nuestro señor; y le puso por título y nombre Santa Cruz de Triana, con lo que con mucho aplauso de los circunstantes y de los vecinos del dicho partido fue aceptada y recibida, continuando en las demás providencias que se han de dar el dicho señor fiscal nombrado para esta comisión. Y para que se conste lo firmo su señoría y los demás que van expresado en dicho día mes y año en el contenido de esta diligencia. Don José Manso, Doctor Martín Gregorio de Jáuregui y Ollo. Pedro Vicente de Espejo. Maestro Francisco de Aguilera. Juan Francisco de Arrechea. Antonio de Espejo. Francisco Jofré. Juan de Dios Herrera.”

Extraído de: “Fuentes para el estudio de la Historia Urbana en el Reino de Chile”. Pág. 236-237.

jueves, 1 de agosto de 2013

Audiovisual

En la pestaña con este título, ustedes podrán encontrar documentales, reportajes y films varios relacionadas con la región, algunos trasmitidos de la televisión abierta, investigaciones universitarias o videos amateur que registren de una manera u otra la antigua vida de los habitantes de esta región. También se expondrán fotografías significativas para la historia de la región con una breve descripción analítica.

Reseñas



Esta sección reseñara distintos libros relacionados con la historia de la sexta región bajo la forma de investigaciones, ensayos, monografías o tesis. El objetivo es realizar un catastro de todo lo que se ha escrito y elaborar un catalogo con el fin de poner a disposición del público la información histórica existente sobre la región.

Pondremos énfasis en los historiadores locales, cuyos textos, desconocidos la mayor parte de ellos, requieren más exposición por su valor como testimonio de la historia regional  así como aquellas investigaciones de historiadores profesionales cuyos textos son desconocidos para el común de la gente.

Unificando el corpus bibliográfico pretendemos rescatar la memoria local como parte del patrimonio intangible de la región.

Esta labor se realizará progresivamente ya que la lectura de los textos merece un análisis riguroso, pero principalmente, porque resulta difícil encontrar estos textos en el mercado y bibliotecas, la mayor parte ediciones de corto tiraje y cobertura. 

En el análisis de la obra se recomendarán líneas de investigación y estrategias teóricas y metodológicas para los futuros investigadores de modo que así puedan facilitar la elaboración de sus proyectos e investigaciones.

Investigación


Periódicamente mostraremos un resumen de estudios originales de mi autoría que abordarán temas claves en la conformación de la región, sus ciudades, pueblos y habitantes, sobre la economía, política, sociedad y la cultura de manera rigurosa y profesional.   

Estos estudios pueden resultar como un medio de indicar puntos de inflexión en la historia local diferentes a otro tipo de estudios que tradicionalmente apuntan, por una parte, a la reproducción de una estrecha historia política y militar que ensalza a los próceres y héroes y, por otra, crea un anecdotario local que faranduliza la memoria.  

Salvo pocos casos, considero que esta región –como muchas otras– se encuentra mal estudiada es por tanto necesario compilar lo que se ha hecho, realizar un diagnóstico e identificar vetas de investigación. Una vez ejecutada esta etapa se debe hacer un trabajo de difusión para así establecer los verdaderos paradigmas de la memoria de regional.