martes, 25 de junio de 2013

Pichidegua en 400 años. Patrimonio histórico y cultural de nuestra comuna

Javier Araneda Varas, 2011, 75 páginas.




El interés del autor en realizar una historia de Pichidegua parte de la ausencia misma de una historia de la localidad, y es por eso que emprende la búsqueda de un pasado que, de no rescatarse, cree se perderá para siempre. Este interés se ve acicateado por el terremoto del 27 de febrero de 2010 el cual causó un gran daño en la infraestructura patrimonial de Pichidegua, hecho que encendió la chispa de esta aventura hacia el pasado.
Aunque la especialidad del autor es el Diseño y no la Historia (como deja claro), nos entrega un trabajo ordenado, bien estructurado y amenamente escrito que no pretende acabar el tema, sino cimentar el paso para trabajos más profundos. Como bien dice este estudio: “tiene el objetivo de mostrar de una manera atractiva y simple “trozos” esparcidos en diversos lugares de la zona central sobre la historia y desarrollo de la comuna”. Busca por tanto “contribuir a la preservación y revalorización del patrimonio tangible e intangible de la comuna”.
El Capitulo 1 muestra los inicios de Pichidegua como poblado mostrándonos como formaba parte del Corregimiento de Colchagua y de los primeros encomenderos del Cachapoal Juan Gómez de Alvarado, Rodrigo de Quiroga y Jerónimo de Alderete durante la época de la conquista española y la resistencia indígena. 
En el Capítulo 2 se apronta a hacer una cronología y genealogía de los hacendados de Pichidegua desde la Hacienda de Almahue constituida en 1613 hasta la actualidad.
El Capitulo 3: “Pichidegua desde el siglo XX hasta hoy” habla de la creación de la comuna en 1891 y de la vida cotidiana de sus habitantes: del transporte, las fiestas, la religiosidad, etc., dándonos interesantes relatos sobre elementos relevantes en el desarrollo de la comuna como la creación del puente Codao en 1919, hito que permitió el paso seguro del río Cachapoal y la comunicación con los pueblos circundantes.
El Capitulo 4 busca dar importancia a las zonas históricas y turísticas de Pichidegua. Si bien la ruta patrimonial contempla a Santa Amelia, la iglesia de la Torina y las Azudas de Larmahue como partes oficiales del recorrido, el autor expresa otros puntos de interés como la localidad de San José de Marchigüe.
Para finalizar Araneda habla de las leyendas y mitos populares de Pichidegua que trascienden las épocas por medio de la tradición oral, unas ya conocidas, como el de la llorona, y otros de tipo más local.  
         Dos aspectos a tener en cuenta. En primer lugar,  las fuentes utilizadas son principalmente bibliográficas y no archivísticas, con las cuales podría haberse profundizado mucho más su estudio, pero como advierte el autor este es un estudio exploratorio, un puntapié para nuevos trabajos. Llama la atención, no obstante, el uso de una fuente particular: los “Apuntes sobre Pichidegua” de 1965-1982 y 1985 de Benito Ibarra Alvarado, fuente oral valiosa, que le permitió al autor procesar esa memoria personal y caracterizar aspectos claves en el desarrollo de Pichidegua. Otra cosa –omisión común a los historiadores locales–  es que no se usa la formalidad de poner la fuente a pie de página para validar así las afirmaciones que se hacen.
A través de esta investigación el autor comprende porque Pichidegua esta “desmejorada” en razón a San Vicente de Tagua-Tagua. Y aquí se muestra un objetivo adicional: el de buscar el desarrollo local de su comunidad no solo con el rescate de la cultura para sí sino de darla a conocer a la gente y fomentar el turismo.
En sus conclusiones se vuelve a enfatizar la necesidad del rescate de la historia local. Reiteramos esa necesidad y, de acuerdo a mi experiencia, es posible profundizar los diversos aspectos el estudio pionero realizado por el autor pues existen las fuentes disponibles para aquello. Existen una ingente cantidad documentos en el Archivo Nacional de Santiago que van desde la colonia hasta la actualidad: Archivos de Intendencia de Colchagua o Gobernación de Caupolicán, por ejemplo, arrojan información variada sobre la zona aludida. Más en específico, los Archivos Notariales permiten identificar familias y propiedades de la zona, mientras los Censos nos señalan aspectos cuantitativos de la población. Pero para esto es necesario la voluntad y energía de los investigadores y el apoyo material de las autoridades o empresarios locales.

Se adjunta el link: http://ebook.javieraraneda.cl/

No hay comentarios:

Publicar un comentario