Melissa Bravo Jorquera
Licenciada en Historia
Licenciada en Educación
Prof. De Historia y Ciencias
Sociales
UCSC
Conocer la historia de nuestros antepasados es esencial
porque nos permite formar una conciencia de pertenencia a un lugar determinado.
Cada niño, cada joven, cada adulto, que identifica como suya la historia de su
comunidad aprende a respetarla, cuidarla y más aún, a valorarla. Es por ello
que generar conexiones es imprescindible, sobre todo hoy, en donde observamos
los cambios bruscos a los que cada día la humanidad se ve sometida.
Museo Lircunlauta |
La historia es todo, somos todos y todos caminamos por ella y hacia
ella. Construimos historia todos los días, y tanto niños, como jóvenes y
adultos debemos involucrarnos no sólo como meros espectadores, sino como
protagonistas principales de nuestra propia historia. Cada día observo en niños y jóvenes el escaso
o casi nulo apego con la historia de nuestra ciudad. Historia viva, historia
que sucedió, pero que claramente sigue sucediendo y avanzando a pasos
agigantados.
¿Han pensado alguna vez en la importancia de la historia sanfernandina?
¿Se han preguntado cuáles son los orígenes de nuestra ciudad? O tal vez, ¿Cuál
es la importancia de la Casa Lircunlauta?… ¿Por qué los nombres de las calles? ¿Qué
historias se esconderán tras los muros de la Iglesia San Francisco? ¿Quiénes
dieron inicio a todo?
Para poder conocer nuestro proceso histórico local es necesario ir más
allá, dar a conocer la historia, que sea visible, que llegue a todos los
rincones de nuestra ciudad, que no sólo sea un documento escrito, sino que sea
motivo de encuentro, reflexión y satisfacción cada día. Sólo hace falta unir
las piezas, juntarlas y tornarlas a la vista de toda la comunidad, empaparnos
de ella y hacerla nuestra. ¿Cómo? Partiendo de la base…
La historia nos muestra que un 17 de mayo de 1742 fue fundada la Villa
San Fernando de Tinguiririca por el gobernador José Antonio Manso de Velasco.
Este hecho está ligado a la casa Lircunlauta ya que dicha casa patronal, que
fuera la antigua Hacienda Lircunlauta existe mucho antes de 1742. En el año
1739, Juan Jiménez de León y su esposa, Ana María Morales de Albornoz donaron
450 cuadras de tierra de su propiedad a la corona española para que allí se
fundara la ciudad. De acuerdo con antecedentes históricos, es la única ciudad
de Chile que conserva su cuna, es decir, la casa que la vio nacer y crecer
hasta nuestros días.
Historias pequeñas, que a través de actos pequeños podemos probar que
la realidad es transformable, pues actuar sobre ella es ir más allá… Que la
casa Lircunlauta sea el punto de encuentro de nuestra comunidad, que nos reúna
a todos, sin importar edades, sexo ni condiciones. Que sea la trasmisora de la
historia sanfernandina para que nuestras nuevas generaciones conozcan de
nuestros antepasados, y más aún, conozcan de nosotros mismos. Dicen por ahí que
“la escritura es la pintura de la voz”, fomentemos, pues, en nuestros niños,
jóvenes y adultos la historia local, que no quede ahí guardada. Formemos
personas integrales con capacidad crítica y reflexiva, que sean capaces de
conocer sus orígenes, nuestros orígenes. Creemos espacios y más aún, un puente
de apego a través de la escuela, asociaciones e instituciones.
Identidad, memoria, reflexiones y
pensamiento crítico, son los parámetros que hoy, nosotros debemos generar. La
pertenencia no sólo a una determinada familia o club, sino que más allá, a una
ciudad, a un país con tradiciones y costumbres propias, es la que debemos ser
capaces de lograr, la identificación de cada niño, de cada joven, de cada
adulto, “porque la historia de mi ciudad, es también mi historia”.
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