"Por efecto del terremoto del 3 de Marzo de
1985, dos templos muy vinculados al historial sanfernandino, pasaron a la
categoría de monumentos nacionales. En consecuencia, con derecho a no ser
demolido, sino refaccionado. Uno, la Iglesia del Hospital, en calle Negrete
Norte, bonita edificación con posibilidades de ser reactivado. En este capítulo
me refiero sólo a la Iglesia de San Francisco, clásico representante del pueblo
en las fotografías, sitio en el cruce de las calles Valdivia y Rodríguez. Su arquitectura
denota la mano de los antiguos jesuitas. Como qué por allá, en 1744, en primera
instancia, lógicamente muy distinto a la actual presentación, se construyó una
parte pequeña, rudimentaria, bajo la dirección del sacerdote de tal orden,
Jacobo Keiner. En un principio, sirvió como sala de colegio.
Más
adelante, luego de la expulsión de los jesuitas (1767), los franciscanos se
convirtieron en propietarios del edificio. Y fueron ellos, con el impulso
entregado por el miembro de esta orden, Juan Bautista Labra, quienes ofrecieron
a la ciudad, en el año 1900, el templo hoy monumento nacional.
Datos
antiguos señalan que la iglesia «es de cal y ladrillo y de tres naves,
pilastras de madera y altas».
Un
detalle visible: la cúpula existente, levantada en 1906, no guarda armonía con
el resto de la construcción.
El
padre Labra tiene su sepulcro en el cementerio local.
Otrosí:
Los sacerdotes franciscanos, por disposición administrativa clerical, dejaron
la ciudad, tras un largo período en que se granjearon las simpatías del pueblo.
Abandonada
la Iglesia, se acordó elegir un comité de cinco miembros para velar por el
mantenimiento del edificio su contenido, siendo yo, miembro de otra confesión
religiosa, uno del quinteto. Lamentablemente, no logramos evitar que objetos
valiosos fuesen trasladados a Rancagua.
Algo
sobre el reloj. Ese que vemos en lo alto de la Iglesia, quedó inválido a partir del terremoto de 1985, sin que algún
relojero se preocupara de revivirlo. Es un reloj con mala suerte. Su nacimiento
surgió en otro lugar, en lo alto de la Parroquia, en el año 1876. (Dicen que en
una esfera se establece la fecha). Mas, predestinado a perder en su lucha en
contra de la naturaleza, en 1906 un ciclón lo derribó, torre incluida.
Las
piezas destrozadas se arrinconaron en una sala del Municipio hasta 1926, año en
que don René Maldonado convenció al Presidente de la Junta de Vecinos, don José
Corveto, para que repararan el reloj y fuese ubicado en la torre de San
Francisco, tarea que fue posible realizar gracias a una colecta pública que
arrojó 800 pesos.
Por
ahora estamos esperando que una nueva colecta permita revitalizarle su tic tac
que es también patrimonio comunal y de estimable servicio.”
Neiman, Enrique, Ciudad de Nobles tradiciones.
San Fernando: 250 años. Ediciones Los Afines, San Fernando, 1992, págs. 114-116.
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