domingo, 8 de diciembre de 2013

Peumo: Historia de una Parroquia, 1662-1962.


Walter Hanisch Espindola
Editorial Universidad Católica
Santiago, 1963.
220 páginas.


Los jesuitas se convirtieron en grandes representantes de la historiografía colonial americana. En la Capitanía General de Chile, en efecto, se comenzó a bosquejar la idea de país a partir de las crónicas de Alonso de Ovalle y Juan Ignacio Molina. El jesuita e historiador Walter Hanisch puede considerarse un heredero de esta tradición. Un amplio corpus historiográfico y filosófico a su haber, reafirman esta aseveración.
Entre su producción intelectual cabe destacar una obra particular: “Peumo: Historia de una Parroquia, 1662-1962”, que es el libro que reseñaremos en esta ocasión.
Para Hanisch este trabajo resulta significativo en dos sentidos. En primer lugar, como ex párroco de Peumo, le es trascendental dejar testimonio de un área que bien conoce y hacia la cual guarda un cariño especial. Otra razón es que, como historiador, sabe identificar vetas de explotación documental, valorando el Archivo Parroquial de Peumo como un fondo riquísimo para realizar esa tarea.             
        Lo que escribe Hanisch es una monografía de una parroquia desde la presencia del evangelizador hispano  hasta el último párroco de Peumo. Ajeno a toda tendencia historiográfica centrada en las grandes estructuras, como se estilaba en aquel entonces, el autor desarrolla el tema de la vida cotidiana de una parroquia rural. Pero no se remite solo a eso: integra los procesos políticos y sociales en el marco de la historia nacional. Puede no creerse que esta sea una obra “objetiva”; muy por el contrario, el historiador presenta un alto grado de erudición, logrando un trabajo de gran calidad  que no es condescendiente con la institución desde la que escribe.
            La obra en sus primeros acápites nos inserta en la geografía del sector y su pasado prehispánico. Posteriormente vemos la reconfiguración del espacio jurídico a evangelizar, desde el siglo XVI hacia fines de la colonia, y su paso de misión, doctrina a parroquia, es decir, desde la conquista de las consciencias indígenas hacia la administración de una población mestiza ya catolizada. La mayor parte de la obra corresponde a una crónica de los sacerdotes que encabezaron la parroquia y los avatares que tuvieron que enfrentar. Hanisch se sumerge así en la biografía de los distintos sacerdotes y su labor en la administración parroquial. Podemos ver en esta historia el esfuerzo de los curas párrocos por evangelizar a la población, administrar los sacramentos y crear obras de adelanto material.
Muchos fueron los párrocos que dirigieron la parroquia de Peumo, pero Hanisch recuerda a uno en particular: el Dr. Don Antonio de Zúñiga, quién dirigió la parroquia durante 54 años (entre 1758 y 1812), destaca su celo evangelizador, el espíritu caritativo y el progreso material de sus feligreses. Zúñiga en esta extensa zona creó vice-parroquias (Santa Inés, San Francisco del Parral y Coltauco) y numerosas capillas, gestionó la venida de teniente-curas a cargo de estas, construyó la Casa de ejercicios y el beaterio de Peumo. Otra preocupación era el fomento de la educación. Hacia 1804 consta que “mantenía una escuela a su costa, pública y franca para todos” (p. 93).
Dentro de la carrera eclesiástica ser párroco de un área rural era un trabajo lleno de sacrificios. Las distancias a recorrer eran inmensas, tenían que realizar confesiones en lugares inverosímiles, desde Santa Inés hasta el Manzano. Del mismo modo la pobreza general de la parroquia no permitía realizar obras materiales tan necesarias para Peumo. A pesar de todos estos obstáculos hay que destacar la gestión educacional de los párrocos, quienes en ausencia del Estado se hicieron cargo de esa noble tarea.
Tenemos, pues, una obra erudita y muy bien documentada. Una de tantas, que le hicieron merecedor del Premio Nacional de Historia en 1994. Invitamos en consecuencia a revisar los escritos de Walter Hanisch y a repensar la historia local a partir de sus reflexiones.

Cristian Urzúa Aburto

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