“Capital de la Provincia de Colchagua,
San Fernando fue fundado el 17 de Mayo de 1742, recibiendo el nombre de Villa de
San Fernando de Tinguiririca.
Alegórica fundación de San Fernando |
El Gobernador de Chile en aquel
entonces, José Manso de Velazco, decidió crear el pueblo, luego que Juan
Jiménez de Ponce y Mendoza y su cónyuge, doña María Morales y Albornoz, donaran
al Rey de España, Felipe V, 450 cuadras situadas entre el río Tinguiririca y el
estero Talcarehue (hoy Antivero), para que ahí se erigieran las primeras casas
del poblado. La donación se oficializó a través de una escritura pública
extendida en Malloa, un caserío vecino al lugar.
Las tierras dispuestas para la
creación de San Fernando no eran las más aptas. Húmeda, debido a la proximidad de
dos ríos que corrían por sus costados, abiertas a los sostenidos y fríos
vientos, sureños en invierno, una zona encauzada entre cerros, parecían
condenadas a no cumplir buen cometido.
Sin embargo José Manso de Velasco
primó la situación estratégica, ya que el lugar seleccionado constituía crucero
del camino a Concepción en sentido sur y a Malloa y más al norte por el otro
lado. Un villorrio en tal ubicación favorecía las comunicaciones rápidas con
territorios amagados por los naturales del país. Al mismo tiempo, un aro, un
descanso, para el viajero de paso.
En la práctica, el honor de la
fundación debió recaer en el Corregidor Pedro Gisbert y Talens. Se dice que José
Manso estuvo presente en la fecha señalada. Creo que en la duda conviene
abstenerse. Por cierto, más adelante estuvo el Gobernador reconociendo el
lugar. Pero el mérito mayor debería recibirlo Gisbert, quién acató el mandato y
predicó con el ejemplo, levantando su casa, la primera edificación en el pueblo
que nacía, en la esquina en que se cruzan las calles Argomedo y Carampangue, en
donde una década atrás se hallaba la entrada al Liceo de Niñas.
En todo caso, hay que reconocer que en
la Historia, como ocurre en las batallas, el honor se lo lleva el general y no
sus lugartenientes, ni los soldados que perecen.
E interpongo mi anhelo secreto. Que en
esta esquina se lea en una plancha: «Aquí, el 17 de Mayo de 1742, don Pedro
Gisbert y Talens construyó la primera casa de San Fernando…».
El ejemplo del Corregidor provocó
resistencias. Los trescientos propietarios de terrenos aledaños se negaban a
invertir dinero en construcciones. Ellos poseían cómodos hogares en sus campos.
Mas, el porfiado Gisbert recurrió a presiones y airadas amenazas, anunciando
fuertes multas. Sólo así los lugareños comenzaron a poblar los terrenos.
Entre los primeros que condescendieron,
aunque fuese a regañadientes, a residir en San Fernando, edificando casonas, se
cuenta a Tomás Argomedo Reyes, su hermano Gregorio Argomedo Reyes (padre del
prócer Gregorio Argomedo Montero), el presbítero Nicolás Ramírez de Avellano,
Luis Guzmán Coronado, Fernando Bravo de Naveda, Juan José de Aliaga y otros…”.
Fragmento de “San Fernando. 250 años”
de Enrique Neiman.
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