miércoles, 27 de noviembre de 2013

La iglesia de San Francisco


"Por efecto del terremoto del 3 de Marzo de 1985, dos templos muy vinculados al historial sanfernandino, pasaron a la categoría de monumentos nacionales. En consecuencia, con derecho a no ser demolido, sino refaccionado. Uno, la Iglesia del Hospital, en calle Negrete Norte, bonita edificación con posibilidades de ser reactivado. En este capítulo me refiero sólo a la Iglesia de San Francisco, clásico representante del pueblo en las fotografías, sitio en el cruce de las calles Valdivia y Rodríguez. Su arquitectura denota la mano de los antiguos jesuitas. Como qué por allá, en 1744, en primera instancia, lógicamente muy distinto a la actual presentación, se construyó una parte pequeña, rudimentaria, bajo la dirección del sacerdote de tal orden, Jacobo Keiner. En un principio, sirvió como sala de colegio.
            Más adelante, luego de la expulsión de los jesuitas (1767), los franciscanos se convirtieron en propietarios del edificio. Y fueron ellos, con el impulso entregado por el miembro de esta orden, Juan Bautista Labra, quienes ofrecieron a la ciudad, en el año 1900, el templo hoy monumento nacional.
            Datos antiguos señalan que la iglesia «es de cal y ladrillo y de tres naves, pilastras de madera y altas».
            Un detalle visible: la cúpula existente, levantada en 1906, no guarda armonía con el resto de la construcción.
            El padre Labra tiene su sepulcro en el cementerio local.
            Otrosí: Los sacerdotes franciscanos, por disposición administrativa clerical, dejaron la ciudad, tras un largo período en que se granjearon las simpatías del pueblo.
            Abandonada la Iglesia, se acordó elegir un comité de cinco miembros para velar por el mantenimiento del edificio su contenido, siendo yo, miembro de otra confesión religiosa, uno del quinteto. Lamentablemente, no logramos evitar que objetos valiosos fuesen trasladados a Rancagua.
            Algo sobre el reloj. Ese que vemos en lo alto de la Iglesia, quedó inválido  a partir del terremoto de 1985, sin que algún relojero se preocupara de revivirlo. Es un reloj con mala suerte. Su nacimiento surgió en otro lugar, en lo alto de la Parroquia, en el año 1876. (Dicen que en una esfera se establece la fecha). Mas, predestinado a perder en su lucha en contra de la naturaleza, en 1906 un ciclón lo derribó, torre incluida.
            Las piezas destrozadas se arrinconaron en una sala del Municipio hasta 1926, año en que don René Maldonado convenció al Presidente de la Junta de Vecinos, don José Corveto, para que repararan el reloj y fuese ubicado en la torre de San Francisco, tarea que fue posible realizar gracias a una colecta pública que arrojó 800 pesos.
            Por ahora estamos esperando que una nueva colecta permita revitalizarle su tic tac que es también patrimonio comunal y de estimable servicio.”

Neiman, Enrique, Ciudad de Nobles tradiciones. San Fernando: 250 años. Ediciones Los Afines, San Fernando, 1992, págs. 114-116.

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