martes, 3 de diciembre de 2013

Chamanteras de Doñihue

La textilería de mantas, ponchos o chamantos estuvo ya presente antes de la llegada de los conquistadores españoles, prolijas y elaboradas mantas eran confeccionadas por las mujeres indígenas. Esta tradición se mantuvo en los siglos coloniales, ya que la única forma de proveerse de vestuario era mediante la confección artesanal. Esta producción se fue incrementando con el aumento de la población y pasó a formar parte de la indumentaria característica del mestizo chileno. No obstante, hacia mediados del siglo diecinueve, con la llegada de los textiles ingleses y la europeización de los gustos, la producción comenzó a colapsar la actividad de las artesanas populares. Esta tendencia, que se completa en el siglo XX con la creación de industrias textiles y el proceso de urbanización, socava la indumentaria campesina, perdiendo presencia en el ahora dominante mundo urbano. Hoy, con la masiva llegada de vestuario disponible en el retail, la moda se globaliza, perdiendo sus raíces locales. Pero esta tradición no desapareció del todo, generaciones de artesanos textiles, herederos de esta técnica y estilo singular, supieron reconocer su arte como parte del patrimonio chileno. Así, el chamanto, prenda representativa del huaso, conserva su vida en los talleres de las artesanas de Doñihue: la capital del tejido campesino chileno.



 

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